Jerusalén: la división no es la solución

El analista israelí Nadav Shragai carga contra aquellos que pretenden aprovechar el atentado del pasado domingo para defender la idea de que la construcción de nuevos muros de separación en la capital israelí pondrá fin a los actos terroristas.

Los devotos de la división tienden a pasar de puntillas por los capítulos cruciales de la historia de Jerusalén en los últimos años. No le dicen al público que cientos de ataques terroristas han sido evitados gracias a la presencia de las Fuerzas de Defensa de Israel y el Shin Bet [servicio de seguridad israelí] en los vecindarios de Jerusalén Este. Más muros y vallas de separación harán más difícil las labores de inteligencia (…) Por otro lado, beneficiarán a los que quieren esconderse (…) detrás de muros y vallas, para planear ataques terroristas mucho más potentes (…)

(…) los residentes de Jerusalén Este en su conjunto no son el enemigo. El enemigo es la minoría de entre ellos que nos ataca e inculca el miedo en nuestro propio entorno. La mayoría de los residentes en Jerusalén Este quieren seguir viviendo en una Jerusalén unificada, la capital de Israel, disfrutando de sus placeres y alcanzando el mismo nivel de vida (…) de los judíos.

(…)

Esto no es una historia de amor, sino una historia de interés mutuo. Cuanto más interés haya por compartir la vida en una Jerusalén unificada, menos poderoso será el terrorismo.

James Stavridis, almirante retirado estadounidense que trabajó estrechamente con las Fuerzas de Defensa de Israel cuando estaba al frente del Comando Europeo de EEUU, apuesta por intensificar las relaciones estratégicas entre Washington y Jerusalén.

El mejor socio militar [estadounidense] en la región es, de lejos, Israel. (…) EEUU estaría mejor pertrechado si desarrollara más ampliamente su asociación con las Fuerzas de Defensa de Israel en varias áreas cruciales, mientras afrontamos juntos los desafíos de Oriente Medio. (…) Quizás el área más importante de cooperación potencial está en el mundo de la ciberseguridad. La labor de recopilación de la inteligencia israelí es excelente, y la integración del Ejército israelí con el robusto sector privado de las empresas de seguridad es permanente. Israel está también por delante de EEUU en llevar a cabo [en materia de colaboración público-privada]; la gente más brillante fluye constantemente entre las esferas militar y civil. (…)

Deberíamos aumentar nuestra apuesta en términos de cooperación en inteligencia. El Ejército israelí y sus servicios asociados de inteligencia (…) son los mejores de Oriente Medio. Trabajando juntos, han ido por delante de [los] nuestros (…) en un amplio rango de asuntos, incluidos la desintegración de Siria, los sucesos de Egipto y las capacidades nuclear y militar de Irán.

La dirigencia turca confía en que el presidente electo estadounidense corrija los graves errores de Obama en su política para Oriente Medio. El analista turco Murat Yetkin recoge las principales manifestaciones a este respecto del Gobierno de Turquía, que parece tener grandes expectativas sobre la era Trump.

Parece que Ankara ha perdido toda esperanza de que haya un cambio positivo en las relaciones turco-americanas en los últimos días de la Administración Obama.

La cuestión del PYD/PKK [Partido de la Unión Democrática –kurdo, sirio– y Partido de los Trabajadores del Kurdistán –kurdo, turco–; mantienen una estrecha relación] no es el único problema entre Ankara y Washington. Está también el asunto del ISIL y el de Fethullah Gülen. El que fuera estrecho aliado del partido de Erdogan, hoy residente en EEUU, es ahora acusado de dirigir el fallido golpe militar del 15 de julio pasado y de ser el líder de una red terrorista. Ankara quiere la extradición de Gülen o, al menos, su arresto temporal basándose en un acuerdo para el intercambio de delincuentes entre Turquía y EEUU. La Administración Obama ha dicho repetidamente que no puede interferir en la Justicia.

El Gobierno turco espera que la Administración Trump ponga fin al apoyo [norteamericano] al PYD, que es una extensión del PKK [designado organización terrorista tanto por EEUU como por Turquía] y acometa algún tipo de acción legal contra Gülen, si no su extradición. Esas peticiones pueden pocas, pero tienen gran importancia en términos cualitativos. De hecho, podrían ser críticas para el futuro de la estrecha cooperación entre estos dos aliados en la OTAN.

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Fuente: El Medio

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