La animación ha pasado de la Tierra de Fantasía a la Tierra del Feminismo. Y las princesas ya no son salvadas por apuestos jinetes sino que son ellas, las que, expertas en artes marciales, salvan al amado, después de vencer a un ejército de hombres. Lo salvan… o lo dejan tirado, porque ya no les interesa el príncipe azul.
O quieren ser senadoras, o dicen que su cuerpo es su suyo y hacen con él lo que quieren… o otros muchos mensajes feministas que nada tienen que ver con la imagen dulce y romántica de las viejas películas de Disney, estilo la Bella Durmiente.
El feminismo más agresivo se ha colado en la vieja factoria de sueños infantiles. Y Elsa, la princesa lesbiana de Frozen, le ha quitado el cetro a la cándida Blancanieves.
las nuevas heroinas recurren a la fuerza fÍsica, no lloran, no cuidan de la casa, no quieren casarse
Aunque es indiscutible la gran calidad audiovisual y de animación de los nuevos filmes, el mensaje de por sí ha cambiado radicalmente. No se sabe si Disney ha evolucionado con la sociedad o si la sociedad le ha influenciado negativamente ante los continuos insultos que tachan a las viejas películas de Disney de machistas, de incitar a la violencia de género y presentar una sociedad patriarcal.
El último ataque lo ha protagonizado Danielle Lindemann, una madre norteamericana, socióloga de profesión, que ha decidido incluir nuevos mensajes en los cuentos que le regala a su hija en la que salen princesas de Disney.
Los mensajes tienen un claro mensaje feminista, por ejemplo en esta viñeta de la princesa Jasmine se puede leer: «¿Qué es un princesa? Una princesa es valiente… ¡Mi cuerpo, mi elección!”, un mensaje que incita al aborto claramente.
En otra viñeta esta madre modifica una conversación entre Aladdin y Jasmine en la que pretende enseñar a su hija que es la princesa quién salva al príncipe y no al contrario.
«¡Protégeme Jasmine!… La princesa sujeta a Aladdin porque está asustado». Esta es la frase que se ve en la imagen donde esta madre pretende que la heroína de la historia sea la princesa y no el príncipe.
En otro cuento, Lindemann escribe sobre la frase «A las princesas les gusta arreglarse» para añadir: «En su bata médica de neurocirujana».
De príncipe azul a semental
Como esta madre, muchos otros han denunciado los mensajes de las películas clásicas de Disney y han alabado por el contrario los nuevos filmes como ‘Frozen’, ‘Brave’ o ‘Enredados’ cuyas princesas han dejado de ser rescatadas para convertirse ellas en las heroínas, princesas que no necesitan ser salvadas, que no lloran, pero sobre todo princesas que no necesitan ningún ‘príncipe azul’.
Bien porque pasan de él o bien porque lo utilizan, llevándoselo a la cama, y luego lo tiran. Los defensores de estas películas aplauden la decisión de Disney por haberlas adecuado a un «nuevo modelo de sociedad».
Por ello, sostienen que los niños, que visualizan películas como ‘Frozen’ donde la princesa posiblemente lesbiana Elsa canta su famoso ‘Libre soy’ o incluso ‘Brave’ donde la princesa Mérida se niega a casarse, recibirán una mejor influencia y educación que aquellos que se han criado con películas como ‘Blancanieves’, ‘La bella Durmiente’ o ‘La Bella y la Bestia’.
Acusan a los clásicos de Disney de incitar a la violencia, de ser machistas y de presentar a una sociedad heteropatriarcal
La campaña de desprecio a los clásicos de siempre ya la comenzó hace unas semanas un profesor británico, que difundió por Internet un plan educativo titulado ‘Racismo/Sexismo en Disney’, dirigido a niños de 11 a 16 años, en el que defiende que ‘La Bella y la Bestia’ fomenta la violencia doméstica.