Christian Leyden confiesa ser un “hombre de Dios y servidor de Cristo”, pero él explica que no siempre fue así. “Al crecer, no tenía a mi Padre alrededor, siempre estaba buscando la aceptación”, dice.
Uno de los primeros recuerdos de Christian fue cuando le escribió a su mamá algunas notas de suicidio diciéndole que “él no quería vivir más”.
“Comencé a pelear mucho, hubo mucho daño”, dice. Luego de sufrir el paso por el abuso de drogas, Leyden terminó entre las salas de psiquiatría y las instituciones de rehabilitación. “Simplemente no pude parar”. Hasta que llego su final, cuando fue a la cárcel. Aunque esto fue duro, el joven reconoce que eso fue lo mejor que le podía haber sucedido, según lo comunicado por CBN.
“Estando encerrado, Dios me humilló, me puso en el vientre del pez, sabía que necesitaba a Jesús para salvarme de mí mismo”, asegura. “Por primera vez en mi vida deseé tomar una Biblia y leerla. Y comencé a leer en Mateo. Sabía que era mi única esperanza. El Espíritu Santo comenzó a mostrarme todas estas cosas diferentes.”
Desde ese momento ya nada fue igual. Su visión de las cosas habían cambiado dramáticamente. Entonces en la prisión formó grupos de oración, estudios bíblicos y comenzó a ayudar a la gente. Incluso ahora está predicando.
“Dios me mostró, que sin él no eres nada, Dios está haciendo cosas poderosas, ha sido tan asombroso en mi vida, su amor me ha transformado y no tengo otra opción que servirle todos los días”.
Fuente: Ante el Peligro de Apartarse de Dios
